sábado, 17 de agosto de 2013

¿Cuánto se paga de impuestos en Toronto y cómo se calcula la retención?

Ernesto Hontoria López

Algunos lectores del artículo “¿Cuánto cuesta vivir en Toronto?me han preguntado sobre la retención de impuestos y cuánto se paga por ellos en Canadá. La verdad es que, siendo una partida importante del presupuesto familiar me sorprende haberla dejado fuera del mencionado artículo. Quizás porque los impuestos los va reteniendo el empleador en cada pago de sueldo que hace –y pagándoselos al fisco en nombre del empleado-, uno jamás dispone de ese dinero, y se acostumbra a balancear el presupuesto familiar neto. Es decir, uno se acostumbra a que una parte de su sueldo va directo al fisco y no se cuenta con esa parte a la hora de pagar los gastos. Por ende, los impuestos terminan siendo, únicamente, un ejercicio de fin de año, en el que se llena un formulario para ver quién le debe a quién: Si el empleador te retuvo de más durante el ejercicio fiscal, el fisco te devuelve la diferencia a través de un cheque o una transferencia a tu cuenta bancaria. Si, por el contrario, la retención fue menor a lo que correspondía, te toca pagar la diferencia al fisco.

En todo caso, discúlpenme la omisión y acepten el siguiente escrito como complemento de la entrega anteriormente mencionada.

En Canadá se pagan dos impuestos sobre los ingresos o ganancias: el federal y el provincial. Ambos impuestos son escalonados, lo cual quiere decir que cuanto más se gana, más alta es la tasa que toca pagar.

El impuesto federal es el mismo en todo Canadá, no varía de provincia en provincia. Cualquier ingreso que uno reciba hasta 43.561 dólares paga el 15% de impuesto federal. Si uno gana más, lo que gane por encima de ese monto está sujeto a tasas de impuestos más altas. Específicamente, la porción de ingresos entre 43.561 y 87.123 paga el 22%, entre 87.123 y 135.054 el 26% y por arriba de 135.054 los ingresos se pechan al 29%.

El segundo impuesto, el provincial, cambia de provincia en provincia. En Ontario, provincia en la cual se encuentra Toronto, varía entre 5.05% (para ingresos hasta 39.723 dólares), y 13.16% si ganas por encima de 509 mil dólares. Con lo cual los residentes de Ontario que ganan por debajo de 40 mil dólares están sujetos a un impuesto mínimo de 20.05% (15% federal y 5.05% provincial) y una tasa máxima de 42.16% para la parte de los ingresos que superen los 509 mil dólares. La tabla siguiente muestra las tasas de impuestos aplicables a los ingresos en Ontario en 2013. Recomiendo visitar la página Web del organismo tributario canadiense, para actualizarla y conseguir más detalles, puesto que las tablas pueden cambiar de año en año: http://www.cra-arc.gc.ca/tx/ndvdls/fq/txrts-eng.html

Ganancia anual
Tasa de impuestos al 2013
Hasta 39.723 dólares
5.05%
Entre 39.724 y 79.448 dólares
9.15%
De $79.449 hasta 509.000 dólares
11.16%
Mas de 509.000 dólares
13.16%

Un par de cosas merecen mención en este punto. En Canadá se pagan impuestos sobre las ganancias o rentas que los residentes reciban, sin importar el origen geográfico de dichas ganancias. Es decir, se paga impuestos sobre las ganancias globales, provengan de Canadá, o de cualquier otra parte del mundo. Lo segundo es que, si uno es empleado de una empresa canadiense, que recibe un salario por contraprestación de un servicio, son pocas las deducciones o gastos que se pueden aplicar contra el impuesto. La cosa es diferente cuando uno es un trabajador independiente o cuando se maneja un negocio propio. En este escrito me referiré a quienes están empleados en Canadá, que ha sido mi experiencia.

Cuando uno consigue empleo, las empresas están obligadas a retener los impuestos, tanto federal como provincial, por lo cual el salario que uno recibe termina siendo neto de impuestos. La retención de impuestos va a depender de la carga familiar y de otros factores, como los pagos a institutos educativos por causa de uno mismo o de los dependientes que se tienen.

Del impuesto federal, por ejemplo, se permite deducir 11.038 dólares por el trabajador, la misma cantidad por la esposa o el esposo (si ella o él no recibe ingresos) y 2.234 dólares por cada hijo. Del impuesto provincial de Ontario se pueden deducir 9.574 dólares por el trabajador y hasta 8.129 por el cónyuge, dependiendo de los ingresos que este último produzca. Si algún miembro de la familia está estudiando, ciertos gastos de educación son también deducibles. En la página Web anteriormente mencionada se puede hallar la planilla TD1 que es la que se usa para registrar la carga familiar y los otros deducibles de impuestos que la empresa utilizará para calcular la retención de impuestos.

La retención de impuestos pretende que uno pague al fisco en la medida en que se van produciendo los ingresos, en lugar de un solo pago al final del año. La retención, por tanto, es calculada en función del impuesto que pagaría una persona por el salario anual que recibirá del empleador, una vez deducidos los montos declarados por la persona en la planilla TD1. La operación matemática supone restar del paquete anual (sueldo más bonos, etc).. los deducibles permitidos, y al resultado aplicar los dos impuestos escalonados. En cada pago de sueldo que la empresa hace al empleado retendrá una porción proporcional del impuesto calculado.

Aparte de los impuestos, en la provincia de Ontario hay un par de retenciones obligatorias adicionales: la pensión canadiense (CPP) y el seguro contra desempleo (EI). Por la pensión canadiense el empleador debe retener el 4.95% del salario hasta que el empleado acumule un máximo de 2.356 dólares por año calendario. Después de alcanzar ese tope anual la retención de esta partida cesa. Por el seguro de desempleo se retiene el 1.88% del salario hasta que la retención anual acumulada de la persona alcance los 891 dólares. Una vez alcanzado el tope, la empresa deja de retener esa partida.

Un par de calculadoras en línea que permiten estimar cuánto será la retención y cuánto del propio salario terminará uno llevándose a casa, se pueden hallar en los siguientes vínculos:

Calculadora del organo tributario Canadiense (CRA)

Tasa de impuestos en Ontario 2014 y 2015: Taxtips

sábado, 15 de junio de 2013

¿Presupuesto anual o pronósticos continuos?

Ernesto Hontoria López


En el foro financiero IBM 2013 presentaron una idea que, cuando menos, resulta tentadora para quienes hemos sufrido la elaboración de presupuestos anuales que parecieran nunca acabar. Se propone sustituirlos por pronósticos continuos. Es decir, eliminar por completo la elaboración del presupuesto anual de la lista de actividades de la empresa, y remplazarla por pronósticos o proyecciones operacionales y financieras que se irían actualizando continuamente durante el año. Implementar una idea semejante, sería como reemplazar una mega-actividad anual, que consume una cantidad considerable de esfuerzo y genera un pico de trabajo en el año, por una serie de rutinas más cortas, distribuidas homogéneamente durante el año, y sobre todo, más enfocadas en las variables críticas y de mayor volatilidad del negocio.

Suena bien hasta aquí ¿verdad? Pues la cosa se pone mejor. En un ambiente cada vez más competitivo y volátil, los presupuestos anuales comienzan a lucir como camisas de fuerza, cuando se le quiere dar un viraje al negocio. Si se decide, por ejemplo, a mitad del año, cambiar la estrategia de precios prevista en el presupuesto, o no lanzar el nuevo producto que se tenía pensado lanzar, o se postpone la apertura de una nueva tienda por 6 meses, en espera de condiciones más favorables, la posibilidad de alcanzar las metas del presupuesto anual se vería seriamente comprometida. En un ambiente económico de cambios rápidos, con mucha presión de nuevos competidores (globales muchos de ellos), y con tecnologías que cambian a cada segundo, no es extraño que el presupuesto de la empresa pierda vigencia a los pocos meses, e incluso algunas veces, a las pocas semanas de comenzar el año fiscal.

No es extraño entonces que la idea de sustituir el presupuesto anual por una serie de pronósticos continuos que se van ajustando a medida que las condiciones del mercado cambian, más que descabellada resulte atractiva. Más aun cuando los sistemas de inteligencia empresarial –la tecnología- permite y facilita estos cambios. Sin embargo no se trata de un cambio sencillo. Su implementación representa un cambio cultural, que afecta a toda la empresa, mas allá de los agentes que tradicionalmente se ven involucrados en la elaboración del presupuesto.

El presupuesto anual de la empresa es una herramienta de planificación que, por lo general, es también utilizada para alinear los objetivos anuales del negocio, con las metas individuales de quienes trabajan en la empresa, a través de las bonificaciones anuales y los planes de incentivos. Es también, en muchos casos, una herramienta de control administrativo de la gestión, sobre todo si se trata de organismos públicos. Se puede prescindir de él pero habría que buscar otra herramienta que cumpla las funciones que éste hacía.

A final de cuentas se trata de modificar el ciclo de la planificación: Pasar de un ciclo anual a otro continuo, que se va actualizando en la medida que se va recibiendo información relevante. Según los expositores del foro unas cuantas empresas –grandes y famosas por demás- han logrado dar el paso y se declaran felices por ello. Imagino yo –con cierto escepticismo- que habrán cambiado un dolor de cabeza viejo por otro nuevo, aunque más a tono con el ambiente empresarial actual.

Lo cierto del asunto es que mi propia experiencia me dice que los presupuestos anuales están basados en premisas y supuestos que cambian continuamente durante la misma elaboración del presupuesto, y que obligan a ajustarlo muchas veces antes de que finalmente sea publicado. Una vez publicado, ocurren cambios en los supuestos que pueden literalmente dejarlo fuera de vigencia. En este sentido, tener una herramienta que permita la actualización continua de los supuestos y premisas, y que las proyecciones reflejen de manera automática la nueva información que se tiene, es en definitiva un paso adelante.

El punto crítico se convierte entonces en cómo establecer las metas para medir el desempeño de los empleados –y bonificarlos en función de ellas- que hoy por hoy están determinadas en el presupuesto anual. ¿Cómo establecer las metas si todo está continuamente cambiando? Una posible solución es establecer ciclos más cortos y medir el desempeño de los empleados más frecuentemente, pero esto requeriría un mayor esfuerzo administrativo. Tal vez exista también una solución tecnológica para ello. Otra posibilidad es buscar nuevas variables para medir el desempeño de los empleados, indicadores más elementales, más medulares del negocio y menos financieros; indicadores menos sujetos a la volatilidad y a los cambios de estrategias: número de clientes atendidos, o de artículos vendidos por metro cuadrado del espacio disponible para las ventas detal, en lugar de las ventas anuales, por nombrar un ejemplo. De manera que los indicadores sigan siendo relevantes a pesar de los cambios en la estrategia de precios o de la apertura o clausura de tiendas.

Reconozco estar lleno de dudas e inquietudes en este momento acerca de cómo podría modificarse el ciclo anual de la planificación en su sentido más amplio, para reemplazar el presupuesto anual de la empresa por pronósticos continuos, incluyendo el asunto espinoso de los incentivos. Sin embargo, no dudo en dar la bienvenida a las herramientas que permitan romper el largo y tedioso proceso de elaboración anual del presupuesto, por procesos más continuos de actualización de premisas y supuestos que mantengan actualizadas de manera natural las proyecciones financieras de la empresa; romper esa enorme actividad anual que llamamos elaboración del presupuesto, por una serie de rutinas continuas de otear el ambiente. Tal vez el presupuesto anual pueda tratarse, a fin de cuentas, de una simple fotografía que se tome en algún momento del año de una de las tantas proyecciones anuales que se actualizó en su momento.

Quedaría ver cómo se rompe con algunas de las perversiones que el ciclo anual de la planificación ha generado al atar los incentivos de los empleados a la ejecución del presupuesto anual de la empresa. Entre las perversiones se encuentra la tendencia a intentar alcanzar de cualquier modo las metas presupuestaria del año, aunque ello pueda ir en detrimento de la organización en el largo plazo. Es común, por ejemplo, que al cierre del año fiscal algunos gerentes intenten gastar lo que les queda asignado del presupuesto, sólo por alcanzar la meta o garantizar una asignación de recursos similar al año siguiente. Otra perversión consiste en inflar o desinflar ciertos números del presupuesto para facilitar alcanzar las metas a fin de año. El presupuesto anual, de cierta manera, se ha convertido en un tira y encoge entre los gerentes y los directores de la empresa, cada uno luchando por colocar la barra a una altura que le permita saltarla en aras de lograr su propia bonificación anual. ¿Cómo cambia esta relación con los pronósticos continuos? Les confieso que aún  lo estoy estudiando...